La neurociencia amplía sus fronteras

Por Mónica I. Feliú-Mójer

Especial El Nuevo Día

Esta habilidad de responder y adaptarse al medio ambiente y sus constantes cambios es clave fundamental para la supervivencia de cualquier organismo.

El medio ambiente (y con esto, todo lo que rodea a un animal) puede afectar el sistema nervioso de un organismo de manera positiva o negativa. Por ejemplo, nuestras experiencias ayudan al cerebro a refinar sus conexiones sinápticas, reforzando aquellas que son utilizadas frecuentemente y, por tanto, importantes, mientras que elimina aquellas sinapsis innecesarias. Este fenómeno, conocido como plasticidad sináptica, es un mecanismo importante para el aprendizaje y la memoria.

Por otro lado, algunos factores ambientales pueden ser nocivos para el desarrollo y la función de nuestros cerebros. El bisfenol A (conocido como BPA, por sus siglas en inglés) es un compuesto orgánico utilizado comúnmente en la manufactura de objetos plásticos como las botellas o biberones para bebé.

En julio de 2012, la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) vetó el uso del BPA en la fabricación de productos plásticos para bebés y niños, porque este compuesto afecta negativamente el desarrollo del cerebro, el comportamiento y el aprendizaje en animales de laboratorio.

A pesar de que la FDA dice que hacen falta más estudios sobre los efectos del BPA en el sistema nervioso humano, los resultados en animales de laboratorio causaron suficiente consternación como para llevar a la prohibición del uso del compuesto.

A medida que las actividades humanas continúan alterando el medio ambiente, es importante entender cómo los cambios que le infligimos al mismo afectan a los ecosistemas y los organismos que viven en ellos.

Particularmente, es importante comprender cómo esos cambios ambientales afectan la interfaz entre un organismo y su medio ambiente: el sistema nervioso.

Este, precisamente, es el propósito de una nueva entidad de investigación afiliada con en el prestigioso Instituto de Neurobiología de la Universidad de Puerto Rico en el Viejo San Juan, en colaboración con el Departamento de Ciencias Ambientales de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras.

El Centro para la Neurociencia Ambiental de Puerto Rico (Puerto Rico Center for Environmental Neuroscience, PRCEN) utiliza una estrategia multidisciplinaria para "entender la complejidad de los procesos moleculares, celulares, organismales, y la dinámica de los ecosistemas, que enfrentan los...

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