Noble infusión

Uruguay

Además se sabe que para los uruguayos "el mate es cosa seria" y es normal verlos tomarlo mientras caminan o andan en bicicleta. Pero más allá de diferencias y semejanzas, lo cierto es que esta tradición se mantiene.

Y no es lo mismo invitar con té o café que convidar un mate. Esta bebida es más íntima porque acerca a las personas cuando pasa de mano en mano y todos toman de la misma bombilla (sorbete), algo que asombra a los extranjeros.

Este tubo metálico (en general de plata) tiene su extremidad inferior con forma de globo y colador para filtrar la yerba. Según la Real Academia Española "mate" viene del quechua "mati" (calabacita) por el recipiente donde se bebe la infusión homónima.

Esta flexible bebida empareja clases sociales (la consumen ricos y pobres) y se puede beber en cualquier momento y lugar: en viajes, reuniones, haciendo trabajos manuales o intelectuales y es ideal mientras se preparan exámenes. Es rico solo o con pan, galletitas o bizcochitos de grasa. El mate, en general, se comparte con amigos aunque también acompaña momentos de soledad o reflexión.

Cuatro son los elementos básicos para tomar mate: yerba, mate, bombilla y agua caliente. La yerba mate -Ilex paraguayensis- es originaria de Argentina pero se cultiva en las cuencas de los ríos Uruguay y Paraguay. Una vez cosechadas, las plantas se secan, se cortan y se muelen para obtener la yerba mate cuyo amargo sabor se debe a los taninos de sus hojas.

Como el té y el café, tiene efectos estimulantes por la cafeína (llamada "mateína") pero a la vez es una infusión depuradora por todo el agua que se toma y, al tener antioxidantes, preserva el organismo.

Aunque los mates normalmente se hacen con una calabaza -Lagenaria siceraria- no comestible y con una corteza fuerte y leñosa ideal para usar como recipiente, desde la colonia se han hecho mates de plata, de cuerno vacuno, de porcelana, de vidrio, de madera o de pezuña de toro labrada.

Antes de la llegada de Colón, el mate ya era conocido por los guaraníes (indígenas de la Mesopotamia) y los conquistadores notaron que los nativos dedicaban horas a beber esta infusión. Creían que era una "hierba del demonio" y que era una bebida de haraganes.

Sin embargo, pronto fue adoptada por españoles y portugueses y quedó como parte del patrimonio cultural de Argentina, Uruguay y Paraguay y, en menor medida, de Brasil, Chile y Bolivia.

Fuera de su zona de origen, en Siria es muy popular y fue llevado por emigrantes que vivieron en...

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