Ofrecen lente ético para la reconstrucción

Hacer que Puerto Rico sea menos vulnerable a un desastre por un evento natural empieza por reducir la pobreza y la desigualdad.

Mientras más pobreza, mayor la vulnerabilidad, afirmó el doctor Gabriel D’Empaire, presidente del Centro Latino de Bioética y Humanidades (Celabih).

D’Empaire fue panelista en la Primera Jornada Internacional de Bioética y Desastres Naturales efectuada en San Juan recientemente. El Fideicomiso de Ciencia y Tecnología fue sede para el encuentro, organizado por el Celabih y la Federación Latinoamericana y del Caribe de Instituciones de Bioética (Felaibe) con apoyo de entidades locales. El foro analizó problemas y soluciones éticas relacionados con catástrofes y emergencias, como la que vivió Puerto Rico por el paso del huracán María en septiembre.

Los expertos coincidieron en que los eventos naturales son inevitables, pero es posible prevenir que causen grandes estragos. Para ello, urgieron asumir la planificación urbana y social como una responsabilidad ética y moral.

“Los desastres naturales son retos morales”, subrayó el doctor Jorge Ferrer, director del Instituto de Bioética Eugenio María de Hostos de la Universidad de Puerto Rico.

“En el desastre hay un elemento social”, dijo. Para comprenderlo, “hay que entender cómo está distribuida la riqueza y el poder en la sociedad”. Destacó que el huracán no afectó a todos por igual. Golpeó más a quienes tienen menos recursos. “El que está mejor ha podido capear mejor las consecuencias”, agregó Ferrer.

Ética de la responsabilidad

Las acciones y políticas de preparación para eventos naturales –que alteran vidas, salud y economía– deben guiarse por principios éticos, dijo Ferrer. Mencionó la solidaridad, la generosidad, la austeridad ecológica y la justicia social.

Permitir que gente sufra y pierda más porque vive en condiciones de desventaja es injusto, condenó D’Empaire. De ahí que, “hay que resolver inequidades y diferencias sociales”.

Los ponentes reconocieron que, a niveles de país e internacional, existen leyes y recomendaciones para atender desastres, que no siempre se cumplen. Puede que algunos no estén al día o no se adapten a la realidad. “¿Quién garantiza el cumplimiento?”, cuestionó D’Empaire.

Esas reglas o protocolos para emergencias son insuficientes sin un compromiso responsable, advirtió. “Más allá de las normas, los observatorios… se hace necesario promover la responsabilidad institucional e individual”, dijo. “Estamos obligados a asumir una actitud...

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