Una pasión llamada Croqueta

Los amantes de las croquetas son una fuerza tan poderosa que han hecho de la degustación de estas todo un arte. Concursos, ferias, rutas de cata, locales en los que lo único que se sirve son croquetas y recetarios son solamente algunas de las maneras con las que se les homenajean.También, hay libros como "La felicidad en una croqueta", de Laura Conde, y hasta una tirilla cómica creada por Ana Oncina, una alicantina que narra la convivencia de pareja utilizando como personajes una croqueta y una empanada.Estos apasionados son conocidos como croqueteros o croquetoamantes y se toman muy en serio su sitio en la gastronomía tradicional. Inevitablemente todos evocan las creadas por sus madres o abuelas que, además de estar hechas con arte, estaban rellenas de puro amor. Hoy, tres croqueteras nos cuentan cómo nació su pasión por estos bocaditos que saben a gloria y evocan recuerdos de infancia. La primera nos comparte la receta de su familia, la segunda nos cuenta de su viaje en busca del sabor de las croquetas de su abuela y la tercera nos habla de cómo convirtió una tradición familiar en un negocio.Sabor a casa"Mi madre, como buena española, hacía las mejores croquetas del mundo", comenta Menchu Agüeros, coordinadora de eventos. "La mejor receta es la de mi mamá. Para mí no hay quien las iguale. Las hacía de jamón, bacalao o pollo. Las preparaba constantemente y siempre había en el congelador, por eso todos somos tan croqueteros. De nosotros mi hermano es el único que heredó el arte culinario de mami y las prepara muy bien", afirma.El camino de la croquetaCuando a Susana Santamaría le propusieron hacer el Camino de Santiago, cortésmente respondió: "Les deseo la mejor de las suertes, pero yo prefiero hacer el camino de la croqueta". Así que, maleta en mano y con el mejor de los apetitos, tomó el avión para comenzar la búsqueda de la mejor croqueta."Comenzamos en Madrid, pero la verdad es que lo que buscaba era el estilo de las que hacía mi abuela que era de Santander y eran bien ricas. Después de Madrid subimos y pasamos por Santillana del Mar, Santander, Bilbao, Basauri, San Sebastián y finalizamos en Barcelona. Las mejores y las más parecidas, si no casi iguales a las de mi abuela, las encontramos en un bar en el Antiguo Bilbao, el Rotterdam. Sin lugar a duda las mejores son las de Bilbao", asegura Susana.cRoquetas cremosasPara Ana María Echenique lo que comenzó como un pasatiempo se convirtió en un negocio cuando...

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