Perdidos

Orlando Alberto Jesús Vélez

Los números hablan claro, China se llena y Puerto Rico se vacía, pero dejan interrogantes vitales. ¿Por qué se vacía esta isla llena de sol y reguetón, en la que puedes comprar donas desde el carro? ¿Realmente es malo que enviemos tantos legionarios por el mundo? ¿Acaso huyen, o somos quienes nos quedamos los que nos escondemos de lo que sucede fuera de nuestras soleadas costas? Ni idea.

Quizás no sea bueno ni malo, simplemente es. También, puede que Puerto Rico no necesite a los que se van y, precisamente, sea por eso que se van. Como en todo, hay casos y hay casos.

Por un lado están los que se refugian en exóticas ciudades para ejercer sus exóticas profesiones, astronautas, artistas, ingenieros nucleares, porque realmente no encuentran espacio en un país falto de maestros, policías y todo aquello que es básico. Así, hemos creado un emigrante que se va porque se siente que sobra, que no encaja, que no tiene espacio para ocupar. Quizás lleve razón.

Pero también hay otros, los que se van a ciudades...

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