UNA POLÍTICA DE SOLIDARIDAD

RAFAEL BERNABE

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Se coloca al Departamento de la Familia ante una misión imposible: combatir la violencia, el maltrato de niños, envejecientes, impedidos y personas sin hogar en un ambiente de competencia, desigualdad y carencias que minan la solidaridad y colocan las relaciones humanas bajo tensiones terribles.

Los defensores de las políticas vigentes tienen una respuesta: el problema son las ayudas a los pobres. Se trata de parásitos que viven del "mantengo". Así se convierte a los pobres en culpables de la pobreza. La responsabilidad que tienen los gobernantes desaparece. Así se justifica que se reduzcan las ayudas y que cuando se otorgan vayan acompañadas del estigma que señala a los pobres como inferiores.

No es raro que los patronos promuevan esto. La amenaza del despido es uno de los medios para imponer a los asalariados condiciones que de otro modo no aceptarían. Mientras más precaria sea la situación de los desempleados, más efectiva es esa amenaza.

Por lo mismo, para el pueblo trabajador la solución nunca es recortar ayudas y poner a los desempleados en una situación más desesperada. Hay que atacar las políticas que generan pobreza, no a los pobres. Necesitamos crear empleos, no atacar a los desempleados.

No podemos tratar al pobre como un suplicante sin derechos. Queremos justicia para el pueblo trabajador, que también incluye a los que sufren desempleo y marginación...

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