Power regresa a casa

HÉCTOR LUIS ACEVEDO

ABOGADO

Power resultó electo vocal en julio de 1809 dando pasó a una destacada participación en la Constitución de Cádiz de 1812. Es el primer puertorriqueño que participa en una constitución que rige a nuestro pueblo. Ciento cuarenta años después se proclamó la Constitución redactada por nuestra gente. Ahora se saludan el gran constituyente del siglo XIX con nuestros constituyentes del siglo XX.

La invasión a España de Napoleón en 1808 al gobierno a congregarse en el sur y reclamar la asistencia de América, invitando a la elección de diputados para su parlamento. Esas crisis toman vida propia y son espejos futuros. Esos saltos de conciencia pueden enterrarse por un tiempo, pero quedan vivos para otro día.

El eco de Power, de su servicio militar, de su elección y despedida en 1809, de sus instrucciones por los cabildos, de su doble selección como primer vicepresidente de las Cortes en 1810, de sus luchas y de su sacrificio vital, constituyen el símbolo y sentido fundacional de nuestra épica de pueblo.

La vida le dio la oportunidad de ser forjador de su pueblo y cumplió su misión aceptando el encuentro con la historia y empeñando en esa oportunidad su ser, conociendo la unicidad del que sabe de caminos nuevos y al que le inspira una idea y se confronta con la ocasión primada de verla hecha realidad.

Esa elección transformó la vida de Puerto Rico para siempre. Los que antes dictaban, ahora convocaban. Los que vivían del silencio comprimido, ahora encontraban su voz y su verbo de justicia de manera que parecía natural. Se puede ser buen español siendo mejor puertorriqueño. Es una revolución que la sienten unos y a otros se les escapa su sentido.

Power y el obispo puertorriqueño Arizmendi sabían de qué se trataba. Se une la patria con sus hijos. Son nuestros primeros patriotas. Al despedir a Power se da el hecho simbólico del nacimiento de la identidad propia de un pueblo con conciencia y entendimiento de su ser.

Según don Lidio Cruz Monclova "la ceremonia que había de adquirir particular significación histórica, se verificó en la iglesia catedral a las diez de la mañana del 16 de agosto (1809); y a la misma, además de numerosísima concurrencia oficial, en la que figuraba el brigadier Meléndez. Iniciada la ceremonia hizo uso de la palabra Power Giralt, quien con sobria pero vehemente elocuencia, habló sobre los deseos que le animaban respecto de sus compatriotas, los naturales de Puerto Rico".

El obispo Arizmendi "visible y...

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