Praga, ciudad Patrimonio de la Humanidad

Por Ing. Wilson Ruiz Ríos

Esta ciudad encantada ha soportado guerras y el paso de años sin perder sus atributos que enamoran al visitante. Muchos de los lugares emblemáticos están ubicados en la periferia de la vieja ciudad definida por las calles Kaprova, Celetná, Karlova y otras más pequeñas que convergen en el ayuntamiento. Mi primer recorrido fue por la calle Karlova hasta llegar al Puente Carlos, el más viejo de Praga construido con piedras y que cruza el río Vltava. La construcción del puente actual comenzó en 1357 por órdenes del Rey Carlos IV. En sus 621 metros de largo y 10 metros de ancho hay 30 estatuas de santos y patronos venerados en diferentes épocas. Este antiguo puente peatonal es uno de los lugares preferidos por artistas y turistas que acuden a tomar fotos, ver sus estatuas y el río que divide la ciudad en dos panoramas igualmente delirantes.

Adyacente al puente, en la calle Krizovnická, está el restaurante Mlynec, uno de los más cotizados por su excelente gastronomía. Además, es de los preferidos por su envidiable ubicación y vista espectacular del puente, el río y aves en búsqueda de alimento. Jamás olvidaré el sabroso almuerzo en Mlynec que concluí con una copa de Slivovice, una bebida hecha con jugo de ciruelas típica de la región.

Luego seguí de recorridos hasta el famoso Castillo de Praga, el castillo gótico más grande del mundo. Se construyó sobre una montaña durante los siglos X al XIV, esto es, durante casi 400 años debido a su colosal tamaño, detalles arquitectónicos y complejidad. Su presencia preponderante domina el horizonte y es notable desde cada esquina de la vieja ciudad. Con 570 metros de largo y 130 de ancho no hay duda que se justifica tal proyección gigantesca. Sus dimensiones lo convierten en la fortaleza medieval más grande de Europa. Fue residencia de reyes, emperadores y presidentes por su suntuosidad, opulencia y sentido de grandeza.

Por otro lado, la iglesia de San Nicolás en el sector Malá Strana es otra atracción turística por excelencia que no podemos omitir. Tan pronto entré a este reverente lugar, levanté mi mirada hacia los frescos de la cúpula y suspiré al ver tanta belleza. Los mismos están dedicados a la Santísima Trinidad. Su realismo, profundidad y colorido me atraparon por varios minutos. San Nicolás tiene diversidad de esculturas, frescos en techos y paredes muy elaborados y de gran valor artístico. Es tanta la hermosura y solemnidad de esta joya arquitectónica, que al caminar por...

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