Residenciales públicos

MARÍA DE LOURDES LARA

PSICÓLOGA SOCIAL COMUNITARIA

Se dedicaban, hacía años, a recoger a los niños de la comunidad y ayudarlos a hacer sus asignaciones, darles tutorías y complementaban sus actividades con juegos, deportes y actividades culturales. Los acompañaron hasta que completaron sus estudios secundarios y decidieron ir a la universidad o prepararse en una vocación. Tenían un centro comunal con mesas, algunos libros donados y un viejo televisor. No estaban registrados en el Departamento de Estado por lo que no recibían ayuda alguna del Gobierno. Lo que tenían lo conseguían en actividades familiares o solicitando auspicios de los pequeños comercios que quedaban en Salinas para esos años.

Fueron los años en que cerró la última central azucarera en Puerto Rico: la Central Aguirre. La pobreza y el desempleo rayaban en más del 80 por ciento. Pero ellos estaban felices. Sus niños pasaban de grado, celebraban campamentos de verano y Días de Reyes con todas las familias del residencial. En especial, se enorgullecían por llevar años sin puntos de drogas o crímenes violentos. No tenían nada y lograban mucho. Ninguna agencia de gobierno los visitó en ese entonces.

Pero un día llegaron sin que nadie los llamara. El residencial había pasado a manos de un privatizador que transformó el centro comunal en un espacio nuevo y lleno de equipos: mesas y computadoras muy sofisticadas. Se llevaron los viejos libros y celebraron la inauguración con bombos y platillos. Ya no se podrían llamar Comité Pro Niños porque el centro serviría a toda la comunidad. Los líderes no podrían ser sus tutores porque vendrían especialistas del Departamento de Educación. No necesitarían los viejos libros porque las computadoras tendrían enciclopedias llenas de información.

¿Y qué harían los líderes? Bueno, ellos conformarían la primera junta de residentes del residencial. ¡Qué honor! Presidente, vicepresidente, secretaria y tesorero responderían al Departamento de Vivienda Pública con voluminosos informes y planes estratégicos. Vendrían contratados líderes recreativos, trabajadoras...

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