Héroes, intrigas y tumbas

WADDA C. RÍOS-FONT

CATEDRÁTICA DE CULTURA ESPAÑOLA Y LATINOAMERICANA EN COLUMBIA UNIVERSITY

Según fuentes peninsulares, el plan surgió en 2002, durante el mandato de la gobernadora Sila Calderón, y el traslado estaba inicialmente programado para junio de 2011, durante la administración del gobernador Luis Fortuño. El proyecto fue en sus principios una loable unión de fuerzas científicas, eclesiásticas y políticas de España, Puerto Rico y Estados Unidos, útil no sólo para que Power encontrara, por fin, sepultura digna del primer jefe de estado nacido en la isla -su jerarquía, en Cádiz, era muy superior a la de un representante regional, ya que, en ausencia del rey Fernando VII, las Cortes eran cuerpo soberano de la nación española-, sino para que los puertorriqueños pudieran aprender más sobre sus propios orígenes.

Cuán desagradable sorpresa fue leer sobre las controversias desatadas a partir de la llegada del féretro el 6 de abril de 2013, claramente motivadas, tanto por luchas partidistas extemporáneas como por la escandalosa ignorancia de quienes las impulsan.

Leo -incrédula- que respondiendo a denuncias de miembros del Partido Nuevo Progresista, que aparentemente consideran improcedente que a los restos del primer político puertorriqueño se les rinda honor en Puerto Rico, El Vaticano, a través del nuncio apostólico en la República Dominicana, alegadamente urgió al arzobispo de San Juan, Roberto González Nieves, a desistir de sepultar en nuestra catedral tanto a Power como a Juan Alejo de Arizmendi, primer obispo católico isleño, y gran defensor de Power frente al despótico gobernador español Salvador Meléndez Bruna.

Sigo leyendo, todavía más incrédula, que los exsenadores Tomás Rivera Schatz, Melinda Romero Donnelly y Miriam Ramírez de Ferrer opinan que el arzobispo politiza el púlpito queriendo reunir sus huesos en el recinto donde una vez, como cuenta Power mismo, Arizmendi le concedió asiento de honor, colocando su dignidad de diputado por encima de la del mandatario español.

De acuerdo, parece ser, con el mismísimo papa Benedicto XVI -tan preocupado siempre por Puerto Rico- los novoprogresistas deploran que pueda existir allí algo subversivamente denominado "Altar de la Patria" para albergar las tumbas de nuestros primeros líderes, tal como la Catedral Primada de América, precisamente en Santo Domingo, alberga las de arzobispos y políticos coloniales y modernos.

Se desprende de su oposición a que la catedral puertorriqueña cumpla las...

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