Mucho más allá de los tópicos

Brasil

Por Manuel Pérez Bella

Río de Janeiro, la segunda mayor ciudad del país, con seis millones de habitantes, siempre fue la puerta de entrada a Brasil para el turismo internacional. Por ello es la cuna de todos los tópicos que generalmente se atribuyen a Brasil: la samba, el carnaval, el fútbol, la "caipirinha", los biquinis minúsculos, los cuerpos esculturales en la playa y, también, la violencia exacerbada y las centenares de favelas intercaladas entre los barrios ricos. El nombre de Río siempre se asocia a lugares sugerentes como las playas de Copacabana e Ipanema, o a la "bossa nova" y, por supuesto, a la estatua del Cristo Redentor y el cerro del Pan de Azúcar, los dos mayores reclamos turísticos del país.

La ciudad carioca, punto neurálgico del Mundial de 2014, es sin duda una metrópoli vibrante, con una agitada vida cultural, un calendario festivo ininterrumpido todo el año y un auténtico amor por la playa y el fútbol.

Desde que fue elegida sede de los Juegos Olímpicos de 2016, Río vive una revolución urbana, con obras por todos lados y una mejoría palpable de la seguridad ciudadana.

Una nueva política de seguridad impulsada por la gobernación local ha servido para implantar cuarteles de policía en decenas de favelas, que antes eran territorio de narcotraficantes armados hasta los dientes, lo que ha reducido los robos y asesinatos y ha permitido que esas barriadas miserables también se abran al turismo.

El opuesto a los tópicos cariocas es Brasilia, la capital surgida de las mentes del urbanista Lucio Costa y del arquitecto Oscar Niemeyer, que se trasladó de un boceto en un papel a las sabanas de la meseta central de Brasil, en un maremágnum de obras megalomaníacas ejecutadas en un plazo de tres años, entre 1957 y 1960.

La capital, declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco, es una ciudad única, una isla de riqueza y de seguridad dentro de Brasil, sin favelas, con tasas mínimas de violencia y un diseño planificado que le permite ser una de las urbes con más áreas verdes del planeta.

Su plano es similar a la forma de un avión, en el que las viviendas se disponen en lo que serían las alas y los edificios públicos, dibujados por Niemeyer, se alinean en el eje del fuselaje.

En esa zona destacan la catedral, los palacios de Planalto, sede del Gobierno; da Alvorada, residencia presidencial, y el de Itamaraty, edificio que alberga la cancillería, así como las torres gemelas y cúpulas invertidas de las dos cámaras del...

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