Saliendo de la oscuridad

Por décadas, las personas, los comercios e industrias que residen o hacen negocios en Puerto Rico han pagado una de las facturas de electricidad más caras que pueda haber en todo Estados Unidos.

Ahora, la devastación causada por el huracán María ha empujado a los puertorriqueños a generar su propia energía utilizando plantas eléctricas. Las largas filas en los establecimientos dedicados a la venta de estos equipos confirman el modus operandi de los boricuas cuando las cosas no andan bien: buscárselas como sea para sobrevivir o tener lo que no siempre se puede.

En esta ocasión, sin embargo, recurrir a la gasolina y al diésel para encender la nevera o el aire acondicionado en las noches puede ser la maroma más costosa en que incurran los puertorriqueños después de 12 años de contracción económica.

Según Lionel Orama, ingeniero eléctrico y catedrático de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez (UPR), generar electricidad con diésel y gasolina podría hacer trizas el presupuesto de los hogares y miles de negocios en Puerto Rico, pues estos son combustibles más costosos que los métodos de generación que utiliza la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE).

Orama estima que si producir energía con un generador se reflejara en la factura de la luz, ello podría representar aproximadamente 70 centavos el kilovatio hora (kvh). Hasta el verano pasado, la tarifa promedio de electricidad que cobraba la AEE rondaba los 23 centavos kvh.

“El sistema eléctrico no son solo postes y cables, sino relaciones políticas entre quienes dominan los productores, los gobiernos, los consumidores y la visión y forma en que se maneja la AEE”, dijo por su parte Marla Pérez Lugo, socióloga ambiental y quien coordina los esfuerzos del Instituto Nacional de Energía y Sostenibilidad Isleña (Inesi). El organismo integrado por académicos del recinto mayagüezano de la UPR busca sentar la pauta en la discusión de los temas energéticos en la isla.

De acuerdo con Orama, Pérez Lugo y otros integrantes del Inesi, así como Jonas Nahm, quien enseña en la Universidad de Johns Hopkins, la práctica destrucción de la infraestructura eléctrica de Puerto Rico es la mejor zapata para abrazar nuevas formas de generar y gestionar la energía.

“Es claro que el sistema actual no funciona y es el segundo más costoso de todo Estados Unidos”, opinó Nahm. “Hay otros modelos”, subrayó el académico que trabaja en iniciativas con el Centro para una Nueva Economía.

El precio de seis meses sin luz

Antes de que...

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