Suman años de reclamos laborales
Cuando irrumpe en el panorama cotidiano una protesta ciudadana, aparecen varias filas de agentes de ley y orden para aplacar cualquier instancia de descontrol. Sin embargo, en varias ocasiones a través de las décadas, han sido los propios miembros de la Policía los que han ocupado el lugar del disgusto y el inconformismo.
El eco de los reclamos actuales de los miembros de la Policía, derivados en un marcado ausentismo, reverbera en la cronología histórica de piquetes, marchas, protestas y “actitud de brazos caídos” que ha visibilizado reclamos laborales aún sin subsanar.
La falta de aumento salarial, el pago atrasado de horas extra, la politización de los ascensos, los turnos de 12 horas, el equipo obsoleto, las limitaciones en los beneficios laborales, y, más recientemente, el ajuste al plan de retiro, han hecho mella en los miembros de la uniformada.
cronología de reclamos
A finales de la década de 1970, el actual profesor del Instituto de Relaciones Laborales de la Universidad de Puerto Rico, José Añeses, ejercía como abogado y representó a los policías en varios casos.
Cuenta Añases que Ángel David González, quien se había desempeñado como alguacil federal y capitán de la Academia de la Policía, presidía entonces la única organización que agrupaba a policías de todo rango: la Asociación de Miembros de la Policía.
Según el profesor universitario, los encontronazos con el entonces gobernador Carlos Romero Barceló comenzaron cuando este incumplió con una promesa de campaña de crear una ley para despolitizar los procesos de ascensos en la Policía.
Entonces, dos jóvenes independentistas fueron asesinados el 25 de julio de 1978 tras una emboscada hecha por dos miembros de la Policía, en lo que se conoció como el caso del cerro Maravilla. Fue entonces que el líder gremial González pronunció una icónica frase, la cual repitió en una entrevista con El Nuevo Día hecha en 1991, cuando ya estaba debilitado por un cáncer terminal: “La sangre que corrió en el cerro Maravilla está salpicando las paredes del Cuartel General y las de La Fortaleza”.
“Ahí comenzó una guerra terrible con Romero Barceló. Para las elecciones de 1984, cuando ya se había destapado todo el escándalo de Maravilla, el candidato a la gobernación, Rafael Hernández Colón, se comprometió en una asamblea con los policías a aprobar varias leyes”, relató Añases.
Cuando tomó el poder en 1985, Hernández Colón aprobó una ley para pagar en efectivo a tiempo y medio las horas extra a los...
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