Supervisor

Yara Liceaga

El hombre que acompañaba a la paciente del cuarto piso, a una de las pacientes, asegura que ese supervisor tenía algún problema del habla. Lo asegura porque al noveno día de hospitalización, hace gesticulaciones frente al "counter" de enfermeras, propias de un familiar indignado por el trato. Gesticulaciones moderadas en realidad, porque todos sabemos que los hospitales hay que hablar con pinzas, escogiendo las palabras y los ánimos, para evitar cualquier desdén provocado por la exigencia.

De todo este proceso, decía con los brazos avivados, nadie me ha sabido explicar con certeza qué es lo que ha pasado, paso por paso. El médico generalista encargado de la paciente desde el día uno había hecho lo que le correspondía durante aquellos nueve días: informar cuando coincidían el status de la paciente. Los días en intensivo era imposible coincidir. Pero había otros especialistas involucrados, unos que se dirigieron a la familia al final, otros que brillaron por su ausencia. El proceso de traducción que lograba el médico encargado era según su capacidad, pero siempre quedaron...

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