Traficantes de marfil

Hay un episodio de The Simpsons, la archifamosa serie animada estadounidense, en el que Bart, el niño de la familia, se gana un elefante en un concurso de una estación de radio. De inmediato, la familia se ve precisada a disponer del paquidermo por no poder con los gastos que implica mantener semejante mamut.Uno de los candidatos a llevarse el animal es un siniestro personaje del que Lisa, la hermana de Bart, sospecha, sin estar equivocada, que es traficante de marfil. Al preguntársele, el hombre responde con una risita: "Como la mayoría de las personas, he traficado un poco de marfil".The Simpsons es una serie de mordaz contenido social, cuyas historias normalmente están preñadas de duras críticas a la sociedad estadounidense, cuyos vicios, en mucha medida, son similares a los de otros países, incluido Puerto Rico.El episodio del elefante, que concluye con el patriarca Homero Simpson preguntándose "¿quién en estos días puede decir qué es bueno?", trata un tema al que aquí llevamos un tiempo viéndole las fétidas fauces: la pretensión en algunos sectores de intentar caracterizar la conducta corrupta en las esferas públicas como algo normal que no debe escandalizar a nadie porque todos, en alguna medida, lo han hecho alguna vez.El propósito es hacer que nos acostumbremos y dejen de parecernos escandalosas (cosa, por otro lado, que no está muy lejos de pasar) las noticias de agentes federales allanando temprano en la mañana las casas, por ejemplo, de miembros de la Asamblea Legislativa, como ha pasado, al menos, dos veces en semanas pasadas.Como el traficante de marfil que dijo en The Simpsons que "la mayoría de las personas" había incurrido alguna vez en esa deleznable práctica, lo cual es un reclamo absurdo y pico, la representante María Milagros Charbonier quiso en estos días caracterizar como cosa rutinaria y sin importancia los allanamientos del FBI en residencias de legisladores.El pasado miércoles 15 de julio, agentes del FBI se metieron a su casa en Río Grande y, tras mostrarle una orden judicial, se llevaron su teléfono, el de su esposo y dos tabletas electrónicas. No hay que tener un doctorado en criminología para colegir de ese evento que la representante es objeto de alguna investigación.El presidente de la Cámara de Representantes, Carlos Méndez, lo confirmó: las autoridades investigativas federales le han pedido información de varios legisladores en el transcurso de una pesquisa sobre lo que se conoce como "empleados fantasmas".A...

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