Van tras la 'nota' como sea

Por Gloria Ruiz Kuilan

gruiz@elnuevodia.com

Para esos usuarios, el beneficio de esta práctica es que ninguna de esas sustancias se pueden detectar en pruebas de dopaje. Además, no existen leyes que regulen su consumo ni hay que ir a un punto de drogas a comprarlas.

El problema es que se trata de productos confeccionados y mercadeados para propósitos que en nada se relacionan con las sensaciones de placer, relajación o euforia que producen en quienes les dan otros usos y que pueden producir serios daños a la persona.

Aunque no se trata precisamente de una práctica nueva, la discusión sobre este tipo de drogas adquirió prominencia esta semana con el caso de un hombre de Miami, Rudy Eugene, quien le comió el 75% del rostro al indigente Ronald Poppo antes de ser baleado a muerte por un agente de la Policía. Eugene estaba presuntamente bajo los efectos de unas sales de baño creadas con químicos de la familia de las anfetaminas.

De acuerdo con Víctor Toraño, asesor del área de tratamiento de la Administración de Servicios de Salud Mental y contra la Adicción (ASSMCA), desde el 2010 comenzó a verse un auge en los casos de personas con efectos físicos y sicológicos causados por estimulantes, como las anfetaminas. Tras un estudio en mayo del 2011, el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades emitió una alerta sobre las drogas de diseño.

En Puerto Rico se está dando un cuadro similar. "En salas de emergencia llegan chicos con taquicardia, con arritmia", dijo el doctor Ricardo Soler, experto en drogadicción y alcoholismo y director del programa Puerto Rico Addiction Medical Service.

"Estas sustancias están disponibles no tan solo en establecimientos físicos, sino que pueden ser adquiridas a través de internet", dijo Toraño.

"Por lo general son los jóvenes a los que les gusta experimentar con cosas distintas y no les gusta que les digan cómo se van a sentir, sino que ellos quieren sentirlo", agregó.

"Está observándose más en gente cada vez más joven, de 12 a 13 años", concurrió Soler, quien también es médico internista del Hospital Metropolitano. "El usuario mayormente cambia, en su mayoría cuando están por los 18 años, a las drogas ilícitas comunes y corrientes como son la marihuana, la cocaína y el crack", precisó.

Toraño explicó que las drogas sintéticas o de diseño son sustancias químicas que imitan las drogas ya existentes. Muchas se fabrican en laboratorios clandestinos, lo que supone otro riesgo a la salud porque no existen...

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