Vejeces

Félix Jiménez

Pero no, ni se te ocurra, no te atrevas a escribir de ese otro hombre, de ese alcalde, y menos en una misma columna en la que menciones a Mandela, no habría razón, porque ese alcalde cuyo nombre no pasará ni a un pie de página no es digno y sigue vivo, a sus siete y tantas décadas, sin brillar, sin visitar la celda que sí se merece y tocar los barrotes que le negaron, a los que le tocaba mirar por algunos años porque nunca aprendió que hay que aprender, y que los fuegos a prender son los de las almas, y que las décadas no son orchata de ajonjolí, y que en todas partes la justicia, la grande o la pequeña, se equivoca, pero que algo, alguien, se encargará de recordarle que pudo haber creído que era grande pero nunca fue y ya ni es.

Piénsalo. Que tal si escribes de las vejeces, en plural, de todo eso que se puede hacer, lo que se debe y lo que no, cuando las lecciones...

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