'Venganza no es justicia'

"La Pena de Muerte, como medio de castigo por la comisión de un asesinato, no parece estar en armonía con la moderna civilización. A muchos les parece como una reminiscencia de barbarie".Esta declaración no es reciente. Ni si quiera tiene algunos años.En 1929, esas fueron las expresiones del gobernador de Puerto Rico, Horace Towner, al convertir en ley la abolición de la pena de muerte.Puerto Rico conmemoró ese momento el pasado viernes, 26 de abril, cuando se cumplió el 90 aniversario desde que se prohibió permanentemente la pena capital en sus tribunales estatales.El rechazo se recalcó desde diferentes sectores, como la Legislatura, la Asamblea Municipal de San Juan, la Iglesia Católica, Amnistía Internacional y el Colegio de Abogados y Abogadas de Puerto Rico (CAAPR), que desarrolló una serie de charlas con exonerados del corredor de la muerte en prisiones de Estados Unidos.Mientras, la conmemoración ocurre en momentos en que actualmente se reviven cuestionamientos constitucionales sobre la aplicación de la sentencia de muerte bajo el gobierno federal en la isla.Después de que coincidieran cuatro juicios federales de pena de muerte en la isla entre el 2012 y 2013, la discusión resurge en dos casos ya en curso y certificados para ese castigo, mientras que otros tres elegibles están en espera de que sean aprobados o no por el Departamento de Justicia de Estados Unidos.ABOLICIÓN ESTATALDe los 17 condenados en ser ejecutados a principios del siglo pasado, Pascual Ramos fue el último, el 15 de septiembre de 1927. Fue condenado tras atacar con un machete a un mayordomo de la Hacienda Sabater de Guayama, según relató Jacobo Chirino en su libro "Los que murieron en la horca".Dos años después, mientras consideraba el "Proyecto de Ley 6 de la Cámara de Representantes" de Juan García Ducós, el gobernador Towner reconoció que había recibido "tantas" cartas, telégrafos y visitas en relación a la medida.El 26 de abril de ese año, según publicó entonces el periódico El Mundo, Towner indicó que ese castigo ni si quiera servía de disuasivo, pues el tiempo en que estuvo suspendida la sentencia capital en la isla, entre 1918 y 1921, "la comisión de crímenes no aumentó".Asimismo, destacó que en los cinco años que siguieron a la restitución de la pena de muerte en 1921, el promedio de asesinatos aumentó de 25 a 44."Si se tomara en consideración su efecto restrictivo, aparecería que la abolición había operado tal efecto y que la restitución legal de la pena...

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