Mi amiga Mayra

ABRAHAM LINKEWER

PRESIDENTE CÁMARA DE COMERCIO PUERTO RICO / ISRAEL

Mayra está feliz en la cuna de su religión, bendiciendo esa tierra que le dio albergue, y donde pudo formar su hogar, con sus vecinos de cien países y cien idiomas diferentes que han adoptado a esa joven boricua como si fuera su hija. La cuidan y la protegen, le han enseñado las costumbres locales y lo básico del idioma hebreo.

También han enseñado a Mayra y a Levi, su marido, a correr a los refugios cuando suenan las sirenas y vuelan los misiles desde Gaza, por encima de sus cabezas: decenas de ellos cada día. Allí comparten con otras mujeres, ancianos y niños la angustia derivada de la locura de Hamas. El terrorismo busca víctimas civiles indiscriminadamente.

Israel ha contenido muchas veces su respuesta, pero ya no puede esperar más. Los misiles han ocasionado la muerte de inocentes y angustia en la población: ocho millones de seres humanos que quieren llevar una vida pacífica con sus familias, pero no pueden. Los misiles que Irán le provee a Gaza ya llegan a Tel Aviv, donde reside la mitad de la población del país: judíos, cristianos y palestinos.

Los misiles caen en Israel, y si Israel se defiende, le caen más misiles, en "represalia por el ataque israelí". Así es que Occidente y las Naciones Unidas ven la situación: confunden la víctima con el victimario. También los medios, muchos de los cuales son "patrocinados" por los petrodólares y traen la noticia trastocada y las fotos trucadas para halagar a quienes agradecen su adhesión "voluntaria".

Durante la pasada semana, Israel ha comenzado una fuerte acción defensiva, eliminando a uno de los jefes del grupo terrorista Hamas y muchas de las bases de misiles palestinos, escondidas dentro de escuelas, mezquitas y hospitales. Usando a civiles como escudo, un grito de "Allahu Akhbar" en tétrico homenaje a la muerte de sus propios hermanos, para declararlos mártires y usarlos como propaganda. Mercaderes de una paz que esperan conseguir luego de la destrucción del estado de Israel, torciendo los preceptos del Islam para...

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