El arte de amasar oportunidades

Por Lilliam Irizarry

Lilliam.Irizarry@gfrmedia.com

En esa travesía, que inició a los 24 años, tuvo que hacer de todo a nivel profesional, incluso mudarse embarazada de siete meses y con dos niños pequeños a la casa de una hermana en Estados Unidos, donde trabajó en una lavandería mientras su esposo mantenía dos trabajos parciales en la isla tras ambos perder a la vez sus trabajos bien remunerados.

"Yo estaba de gerente y me traje a mi esposo a trabajar conmigo. Y de momento, los dos nos quedamos en la calle... Hubo muchas situaciones difíciles en los que yo pensaba que me iba a volver loca", cuenta la mujer de 47 años y cuatro hijos.

Fue ya de regreso al salón de clases -unos 14 años después de haberlo abandonado- que se le presentó la oportunidad de su vida y la de toda su familia: la cafetería de la Librería La Tertulia en Río Piedras se había quedado sin operador.

"Cuando nos reuníamos en familia, siempre soñábamos con tener un negocio de comida y fantaseábamos con los platos que prepararía cada una", recuerda.

Azuzada por sus tres hermanas, se tiró al ruedo de buscar una entrevista con el dueño de la librería. Quince días después, pensando en la oportunidad de tener un horario flexible que le permitiera pasar más tiempo con sus hijos, Rodríguez, dos de sus hermanas y un sobrino iniciaban operaciones sin tener muy claro en lo que se estaban metiendo. Como no tenían un centavo, hicieron la primera compra con la tarjeta de crédito de una de las hermanas.

"El primer día que abrimos fue un desastre. Ninguno tenía idea de cómo bregar ahí. Nos daba hasta vergüenza cobrar y disimuladamente mirábamos emocionados y asustados cómo la gente comía de nuestra mano", sostiene entre risas la empresaria que no tiene carro y se turna el celular con su hija mayor.

Hoy, transcurridos seis años del inicio de operaciones, Rodríguez no se arrepiente de ninguno de los pasos que ha dado desde que decidió dejar el salón de clases la primera vez, sobre todo porque cada una de las experiencias ha servido de peldaño a la otra y porque le han permitido descubrir capacidades que jamás pensó que tenía.

Entre esas experiencias, destaca que a los tres años de haber empezado en el Café La Tertulia, cuando ya finalmente dominaban el negocio, les ofrecieron hacerse cargo también de la cafetería...

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