"¡Me encanta estar preñá!"

Por Mildred Rivera Marrero

mrivera1@elnuevodia.com

Aunque para realizar esa labor entró en contacto con una compañía californiana, firmó un contrato y recibió un pago de $ 23,000 por ello, lo cierto es que desde mucho antes había sentido el deseo de ayudar a otras mujeres que no podían tener hijos.

Para explicar la génesis de su interés, la sicóloga afirma, con emoción y una gran sonrisa, que siempre le ha gustado estar preñada y que Dios le dio el don de tener "un buen cuerpo para gestar".

"Mis embarazos son superfáciles. Yo juego tenis, nado, hago y deshago. Yo me pongo mejor, más saludable. Para mí es una experiencia brutal. Y yo veía a todas estas mujeres que les daba tanto trabajo y yo decía: 'Dios mío, pero si a mí me encanta estar preñá", destaca Sardiñas, quien recientemente hizo su tesis doctoral "Alquiler de vientres: un estudio en mujeres puertorriqueñas.

Esa comodidad que sentía de estar embarazada chocaba con la angustia de otras que no podían procrearse, particularmente la de una pareja de amigos suyos. Cuando descubrió la práctica de la subrogacía decidió ofrecerla a su pareja amiga. "Les dije: 'mira, vamos a hacer esto. Yo estoy dispuesta'", recordó y afirmó que en ese momento lo ofreció sin esperar compensación económica, al igual que lo han hecho otras puertorriqueñas. Sin embargo, sus amigos no estaban listos para esa experiencia.

Posteriormente, su entonces esposo entró a la Marina de Estados Unidos, fueron a residir a California y decidió buscar un empleo que le permitiera recibir ingresos, pero que fuera lo suficientemente flexible como para poder cuidar a sus tres hijos.

Leyó el anuncio de una compañía que reclutaba futuras madres subrogadas y, al contestarlo se unió a las miles de esposas de militares que acuerdan ser madres subrogadas. Este grupo conforma cerca del 19% de las mujeres que alquilan sus vientres en Estados Unidos, según una encuesta informal de la página surromomsonline.com. Una de las razones por la cual se les ofrece la subrogacía con mayor frecuencia a estas mujeres es que el acuerdo puede ser más barato porque su seguro médico les cubre los gastos de maternidad. Otros seguros las excluyen tan pronto se enteran de que el bebé que cargan no es suyo.

Sardiñas estuvo casi un año entrevistándose con parejas hasta escoger una con la que se sintiera cómoda. En el proceso, tuvo que expresar si tenía preferencias por parejas homosexuales, de personas negras o personas mayores, entre otras variantes. Después...

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