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La escuela y el trabajo

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Vincent

TRIBUNAINVITADA

Hace más de 20 años hicimos unos comentarios en la extinta Revista del Trabajo del Departamento del Trabajo sobre el mundo laboral que aun tienen total vigencia y que por su pertinencia al Puerto Rico de hoy entendemos oportuno volver sobre ellos.

Por un lado, todavía en el 2014 tenemos una ausencia de ética en el trabajo. Hemos desarrollado una sociedad donde no existe una ética clara, definida y fuerte hacia el trabajo. Aproximadamente el 60% de nuestra fuerza trabajadora no está trabajando ni le interesa hacerlo. Por otro lado, a muchos patronos desde hace más de 20 años le surgen frecuentemente oportunidades de empleo que no logran llenar debido a que no consiguen las personas que tengan las destrezas para desempeñarlas.

La realidad es que el mundo del trabajo de hoy está desarrollando, y le están surgiendo, unas necesidades que tienen que atenderse con unas destrezas adicionales. Se trata de unas habilidades de las que al parecer el mundo de la educación aún no se ha enterado. Es por ello que podemos apreciar que hay una falta de armonización entre la oferta y la demanda de empleo, que hace necesario que se desarrolle una comunicación más estrecha y más eficiente entre el mundo de la educación y el del trabajo.

La situación se agrava si se toma en cuenta que, tanto en Estados Unidos como en Puerto Rico, todavía la mayoría de los jóvenes llega al escenario universitario sin saber qué es, qué hace y qué se requiere para ser abogado, ingeniero, químico o cualquier otro profesional. ¿Cómo es posible que los jóvenes puedan decidir correctamente qué es lo que van a estudiar si no conocen el contenido de las distintas ocupaciones y profesiones? Esto prácticamente no se enseña ni se aprende en ningún sitio.

Señalábamos en el 1992 como lo hacemos ahora que en estos tiempos, el taller de trabajo está y estará cambiando drásticamente. Lo mismo ocurrirá con las destrezas que se requieren de las personas para que puedan obtener y mantener buenos empleos. Indicábamos que las exigencias de una mayor competitividad le harían entender a los patronos que las destrezas de sus empleados podían ser la gran diferencia entre el éxito y el fracaso de sus...

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