Váyanse

Rafael Acevedo

Cuando el discrimen se presenta a través de los medios de comunicación y de las instituciones educativas o legislativas como defensa de los valores tradicionales es claro que esa sociedad tocó fondo. Si violentar los derechos humanos de una comunidad específica es parte de nuestros valores tradicionales, entonces nuestras tradiciones no valen un pepino angolo.

Es sencillo. Permitir el discrimen, suavizar las leyes de modo que sea posible hacerlo y quedar impune, no es otra cosa que fomentar la intolerancia sobre individuos y normalizar conductas como el hostigamiento, la destrucción de propiedad ajena, las agresiones físicas y los asesinatos.

Hemos visto tanto perverso disfrazado de cordero en estos días que no deja de sorprenderme no verlos nunca cuando se agrede, se humilla o se asesina a hombres y a mujeres por el mero hecho de ser extranjeros. No he visto apóstoles acabando de salir del salón de belleza defendiendo con fanatismo la dignidad humana de centenares de mujeres golpeadas, abusadas o asesinadas en este país...

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