Sentencia de Tribunal Supremo de Justicia - 09 D.P.R. 376
Emisor | Tribunal Supremo |
DPR | 09 D.P.R. 376 |
09 D.P.R. 376 (1905) CUEVAS V. FALKNER
Cuevas v. Falkner, Comisionado de Instrucción de Puerto Rico.
Apelación procedente de la Corte de Distrito de San Juan.
No.
29.-Resuelto en noviembre 11, 1905.
Los hechos están expresados en la opinión.
Abogado del apelante: Sr. Sarmiento.
Abogado del apelado: Sr. Rossy, Fiscal.
El Juez Asociado Sr. MacLeary, emitió la opinión del tribunal.
El demandante en este pleito, que también es el apelante, era un maestro de
escuela con un certificado de segundo grado, el que daba fé de que reunía
las cualidades necesarias para enseñar en las escuelas públicas de Puerto
Rico.
El demandado, que es el apelado, es el comisionado de instrucción
para esta isla, y como tal, por supuesto, es jefe de departamento y miembro
del Concejo Ejecutivo.
Al señor Cuevas le fue concedido un certificado de maestro graduado el
primer día de julio de 1904. Poco tiempo después se marchó al continente en
una excursión con otros maestros, en un trasporte del gobierno y asistió á
una escuela de verano en la Universidad de Harvard, cerca de Boston. Al
regresar dicho maestro tuvo á bien publicar una serie de media docena de
artículos en el "Heraldo Español," criticando al señor Lindsay, quien en esa
época era Comisionado de Instrucción, quejándose de la manera en que se
había llevado á cabo el viaje, de la comida que se les daba á los maestros
en Boston, é incidentalmente de la pimienta que se hechaba en la sopa. Su
último ataque fué dirigido al señor Lindsay, y firmado, como los demás, con
su nombre entero y título, ó sea, "Javier Cuevas Zequeira, Profesor
Graduado".
La mayor parte de dichos artículos están escritos en un estilo
inocente aunque pomposo, pero el último es un ataque directo á su principal,
el jefe del Departamento de Instrucción, y á la letra dice así:
"A Mr. Lindsay: Soy la nota discordante entre el concierto de alabanzas
dirigidas á vos. Mejor. Mientras los más elevan hasta vos nubes de
incienso, yo hago descender hasta vos la verdad; mientras todos os envuelven
en una atmósfera de lisonjas, yo os rodeo de algo férreo, algo que oprime,
que amarga, que mata á los déspotas, que derrumba á los ídolos, la verdad en
pedestal inaccesible: la justicia. Vos sois un fracasado. Vos llevásteis
los siervos á ver la libertad. Vos hicísteis gastar á los pobres el pan de
sus familias; los pobres no hacen viajes de recreo. Vos hicísteis embrollar
los mezquinos sueldos de los profesores para una excursión, de la que traen
el dejo amargo de haber conocido la justicia, por la que eternamente
suspiramos en nuestra tierra. Vos habeis gastado vuestras energías en un
viaje, en vez de emplear vuestros esfuerzos en garantir los derechos de
nosotros, sometidos al capricho de un Inspector más ó menos apasionado.
Vos, sin hacer esa marcha, sacrificando al magisterio, pudísteis dejar
recuerdo eterno y cariñoso en nuestros corazones, con una frase, pues que
sois soberano en vuestro departamento; con estas palabras, que no hubieran
sido más que la recompensa á nuestros esfuerzos: "Ya que no sois hombres
con libertad, yo os hago maestros libres." Eso os hubiera hecho grande,
pero no lo hicísteis porque sois pequeño, porque no amais la justicia,
porque habeis faltado á la ley."
Después de la...
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