Sentencia de Tribunal Supremo de Justicia de 26 de Diciembre de 1914 - 26 D.P.R. 118

EmisorTribunal Supremo
DPR26 D.P.R. 118
Fecha de Resolución26 de Diciembre de 1914

26 D.P.R. 118 (1918) PUEBLO V. MERCADO ET AL. EN EL TRIBUNAL SUPREMO DE PUERTO RICO El Pueblo, Demandante y Apelado, v. Mercado et al., Acusados y Apelantes.

Apelación procedente de la Corte de Distrito de Humacao en causa por delito de conspiración.

No. 1070.-Resuelto en febrero 4, 1918.[NA 1] Los hechos están expresados en la opinión.

Abogados de los apelantes: Sres. Rafael Guillermety y Luis Muñoz Morales.

Abogado del apelado: Sr. Salvador Mestre, Fiscal.

El Juez Asociado Sr. Hutchison, emitió la opinión del tribunal.

Los apelantes fueron convictos de un delito de conspiración a virtud de acusación formulada por el fiscal porque-- "Los citados Dr. Clemente Mercado y Juan Marcano Santiago, en Caguas, que pertenece al Distrito Judicial de Humacao, allá para el mes de septiembre de 1914, ilegal, voluntaria y maliciosamente conspiraron y se pusieron de acuerdo para engañar y defraudar a la Compañía contra accidentes físicos "El Ancora," corporación debidamente incorporada y autorizada para hacer negocios en Puerto Rico, y con tal objeto, el citado Dr. Clemente Mercado médico en el ejercicio de su profesión, allá para el primero de septiembre de 1914 reconoció a un tal Fermín Martínez y certificó que poseía la integridad anatómica y funcional de sus extremidades y que no padecía de afecciones de la vista y gozaba de buena salud general, sabiendo dicho médico que el citado Martínez estaba en muy mal estado de salud y que padecía de tuberculosis, habiendo sido admitido como suscritor en dicha Compañía `El Ancora' el citado Martínez en virtud del examen y certificación expedida por el Dr. Clemente Mercado, habiendo efectuado estos actos de acuerdo con Juan Marcano Santiago, para lo cual éste le expidió un pagaré de $200 y el citado Marcano se hizo ceder a su favor la póliza de seguro expedida por la Compañía El Ancora, al Fermín Martínez, el cual falleció tuberculoso el día 26 de diciembre de 1914, reclamando actualmente el citado Juan Marcano Santiago, por la vía judicial ante la Corte de Distrito de Ponce, a dicha compañía el pago del importe del aseguro ascendente a unos $967.05." En favor de Marcano se ha alegado que la corte erró, primero, al declarar sin lugar una moción pidiendo la absolución perentoria del acusado presentada al terminarse la prueba del Fiscal por falta de prueba suficiente que justificase una convicción por el delito imputado, y segundo, al declarar convictos a los acusados basándose en el testimonio no corroborado de un cómplice.

En el alegato en favor de Mercado no se han especificado errores contra la sentencia, pero sigue el mismo curso en términos generales protestando también contra la admisión de prueba oral respecto del pagaré que se menciona en la acusación.

El juicio se abrió con una admisión que hiciera la defensa de que el riesgo fué aceptado por la compañía en septiembre de 1914, a virtud del examen y certificado expedido por Mercado y que se describe en la acusación, en el que se contiene un espacio en blanco para "Observaciones," el cual no ha sido utilizado y destinado para ser llenado por el médico examinador quien debía mencionar cualquier dolencia de menor importancia.

Martínez falleció en diciembre y Marcano entabló pleito para el cobro de la póliza como cesionario de Martínez.

Rafael Rivera Dávila, agente local de la compañía en Caguas, presunto cómplice; fué el tercer testigo llamado a declarar por el Fiscal y a quien se le permitió declarar antes que los testigos que más adelante se mencionan, sin objeción alguna, ora en cuanto al orden de la prueba, ora respecto de la admisibilidad de su declaración como co-conspirador. Aparte de cualquier cuestión sobre renuncia del pretendido derecho en este sentido, y admitiendo quizás innecesariamente, para los fines de la argumentación, el pretenso carácter de este testimonio, en primer lugar nos referiremos brevemente a la prueba aliunde tendente a establecer el hecho de una conspiración y de conectar a cada uno de los acusados con ella así como en cuanto ésto corrobora incidentalmente la versión de este testigo.

El abogado Luis Mendín Sabat, declaró sobre una conversación que tuvo lugar en la oficina del abogado Carlos D. Buitrago, respecto a una protesta que hiciera ante la corte el testigo a nombre y representación de la viuda y hermana de Martínez, impugnando la validez de la cesión de la póliza a Marcano, en el curso de la cual manifestó Marcano que su negocio era asegurar a personas que estuviesen a punto de morir con el fin de cobrar después la póliza; que él no iba a asegurar a una persona que pudiera vivir mucho tiempo, porque ese no era su negocio; que su negocio era asegurar a aquellas personas que estuviesen a punto de morir. Este testigo dice también que se estaba hablando precisamente de Martínez, que estaba allí José María Berríos, que esas manifestaciones no fueron hechas en sentido jocoso, y que ésto ocurrió en enero después de la muerte de Martínez ocurrida en diciembre.

José María Berríos, declara que en esta ocasión se discutía la cuestión de la póliza expedida a favor de Fermín Martínez, y cita palabras de Marcano que exponen que él había hecho ese negocio porque tenía la seguridad de cobrar su dinero pronto, porque sabía que ese hombre estaba enfermo.

Luis Polo García, dijo que conoció a Fermín Martínez por más de 25 años.

Que nacieron en el mismo pueblo y se criaron en Caguas. Que Fermín Martínez como dos años con anterioridad a su muerte ya presentaba síntomas de enfermedad, que empezó a adelgazar, se le sentía cierto roncar y una tos.

Que allá por el mes de septiembre de 1914 estaba mal de salud, estaba ronco, tosía mucho, expectoraba y se quejaba de que era un hombre que no podía andar mucho porque se cansaba. El Dr. Mercado, discutiendo sobre la muerte de Martínez, le dijo al testigo que había examinado a Martínez, que había enviado sus esputos a San Juan y que había recibido un informe negativo.

Martínez, dos años antes de su muerte llevaba una canasta de quincallero, después fué decayendo y no podía trabajar pero llevaba encajes y cintas en los brazos. Antes de hacerse...

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