Guardiana del burén

Por Carmen Graciela Díaz

Especial El Nuevo Día

No es una faena cualquiera la suya porque, con cada obra gastronómica que confecciona desde su quiosco "El burén de Lula" en Loíza, las horas de esfuerzo tienen el doble propósito de saciar apetitos, mientras prolonga la existencia de ese artefacto heredado de los taínos.

Es en ese metal tan característico del área de Piñones donde Lula elabora platos como arroz con jueves, habichuelas con patitas de cerdo, empanadillas, salmorejo de jueyes, arepas, tortillas de yuca, alcapurrias, cazuelas y hasta casabe o "pan de los indios", como lo llama.

Pero ante la amenaza de que el burén y sus rituales -con la leña y alimentos envueltos en hojas de plátano- desaparezcan del mapa cultural, Lula apuesta por preservar ese sabor en el libro de recetas titulado "El burén de Lula" que se presentará mañana, a las 5:00 p.m., en su quiosco en Loíza, ubicado en la Carretera 187 Sector Jobos (frente al centro vacacional UIA).

"En mi familia la única que lo hago soy yo. Tú sabes que Loíza es un pueblo de cultura y me gustaría que a través del libro las personas se interesen y puedan preparar platos inspirados en la cocina del burén", detalla sobre el motivo que guió la obra publicada por el Instituto de Cultura Puertorriqueña y Terranova Editores.

Así las cosas, las páginas de esta publicación ofrecen imágenes, historia y recetas ligadas al burén, de manera que los lectores adapten sus ingredientes y procedimientos a cualquier cocina. Ello desde los ojos y la voz de esta mujer con unos 73 años intensamente vividos.

Si bien es cierto que esta práctica carga vestigios indígenas y africanos, el llamado del burén le llegó a Lula naturalmente como miembro de la tercera generación de artesanas del burén.

"Mi mamá aprendió a trabajar en el burén con su bisabuela. Mientras mi mamá estaba enferma, entonces yo era la que salía con ella a buscar la yuca, los jueyes y las hojas. No era tanto que me interesara, sino que la quería ayudar porque estaba mayor", narra sobre ese legado con nostalgia y cierta huella de cansancio.

Las jornadas en el burén junto a su madre no terminaban en la cocina puesto que, según Lula, fueron innumerables las ocasiones en que la acompañó a entregar platos.

"Al tiempo mamá se enfermó y yo hacía las empanadillas. Después que se las vendía, le llevaba el dinero a la cama hasta un día que elme dijo: 'Lula no me des más na'. De ahora pa'lante todo lo que hagas lo coges para ti'".

Fue a...

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