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Rosa Mercado

Su partida no puede ser más aciaga. El Instituto de Cultura Puertorriqueña está bajo la amenaza constante de desaparecer. La institución está siendo estrangulada económicamente ante la indiferencia de aquellos que deben velar por su bienestar y la impotencia de aquellos que no encuentran solución al laberinto burocrático donde han ido a morir tantos sueños.

La intervención de la política partidista ha dado al traste con el desarrollo articulado de iniciativas culturales que perduren más allá de los cuatrienios en que los partidos mayoritarios ostentan, nunca mejor dicho, el poder. Todo se tiñe de azul o de rojo, según quien ocupe La Fortaleza. Mi generación es hija de la improvisación gubernamental. Hemos visto nacer y morir buenas iniciativas porque sus proponentes no compartían los ideales políticos de la mayoría, azul o roja, que nos tocase en suerte o en desgracia, según se mire.

Me pregunto qué...

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