ADIÓS FRENTE AL MAR

Por Ana Teresa Toro

ana,toro@elnuevodia.com

Parecían pajaritos las chiringas en el cielo de El Morro. El calor enrojecía pieles y sudaba telas. El sol volvía más brillantes los colores de la capital. Piragüas y mantecados de coco y parcha estaban a la venta. En la plaza frente al Tótem, niños y niñas celebraban los chorros de agua que salían de la fuente. Es domingo en el Viejo San Juan, ha muerto don Ricardo Alegría y la ciudad parecía celebrar su vida del mejor modo posible, como una ciudad viva y habitable.

No fue un festejo, pero tampoco fue uno de esos funerales sombríos donde se llora más la partida de lo que se celebra la vida. Así podría decirse que transcurrieron los actos fúnebres de quien en vida fuera la figura del ámbito cultural más importante del siglo XX. Y es que ayer por la tarde, luego de un fin de semana en el que el pueblo se desbordó en manifestaciones de agradecimiento por la gesta cultural de Alegría, se llevó a cabo la ceremonia de entierro en el Cementerio Santa María Magdalena de Pazzis, allí al lado de El Morro, de La Perla y del mar que ayer se veía del mismo azul que el de la bandera que arropaba el féretro.

Por la mañana, el ambiente en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe era de un luto sereno, acompañado por anécdotas personales, recuerdos de frases y momentos brillantes en la prolífica vida de don Ricardo. Músicos, bailarines y cabezudos merodeaban por las calles. Desde temprano, personalidades de todo ámbito llegaron para presentar sus respetos como lo hicieron durante todo el fin de semana en el centro de estudios que el propio Alegría fundó y que según adelantó el historiador de Puerto Rico, Luis González Vales, pasará a llevar por fin el nombre Ricardo Alegría, en su honor. "En vida nunca lo permitió, pero ahora le haremos ese honor", dijo González Vales, uno de los escogidos para la despedida del duelo.

Al filo de la una de la tarde, la comitiva fúnebre llegó hasta la Catedral San Juan Bautista donde se oficiaría la misa. Su viuda, Carmen Ana Pons Castañer, su adorada Mela, llegó en compañía de toda la familia. Los recibieron pleneros, vejigantes y cantantes que improvisaban plenas que celebraban la vida de don Ricardo. El público aplaudió a la entrada del féretro sobre el cual habían colocado también una bandera de Vieques, en alusión a la participación de don Ricardo en las luchas para sacar a la Marina estadounidense de la Isla Nena.

La misa transcurrió con relativa...

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