¡Ay, no exageres!

Por María Marín

Especial El Nuevo Día

"¡Uy, había como mil personas en la tienda!", exclamamos, cuando realmente no habían ni 100. Ese tipo de exageración inocente es normal, un poco creativa y hasta divertida. ¿Te imaginas lo aburridas que serían las telenovelas y películas sin un poco de exageración?

¡Ojo!, otra cosa es la exageración innecesaria que muchos usan cada vez que hablan. "¡Oye, qué mentirosa es Fulanita!", alguien se quejó conmigo sobre una amiga en común que a todo le añade un 50%... ¡cuando no, transforma la cosa al 100%!.

Si su niña obtiene buenas notas, te dice que es "la mejor del colegio", y repite "mi esposo gana casi $ 70,000". cuando yo sé que no llega a $ 40,000. Y por si fuera poco ya le he oído un par de veces decir que su marido estudió en la Universidad de Harvard. y creo que su amorcito ¡jamás ha visitado Massachusetts! Por eso, no pude defenderla cuando la criticaron de mentirosa, pues cuando "sazonas" la realidad de tal manera, mientes.

Me pregunto, ¿qué necesidad hay de exagerar? Lo único que consigues es perder credibilidad (¡cuando esa niña sea...

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