Un Monchichi para ti

Por Las Tres

La brecha generacional entre padres e hijos sonaba abismal. Buscando una foto vieja en el clóset, Manolo y Milimari encontraron postales que sus padres habían intercambiado a lo largo de su noviazgo y matrimonio. Consignados quedaron los "cumple mes", los aniversarios, los cumpleaños, las dejadas, las reconciliaciones y, por supuesto, los San Valentines.

Algo no cuadraba. Entre decenas de tarjetas de pasta del tamaño de una licencia -con mensajes, corazones y firma en cursivo-, había una carta en papel de argolla con letras de periódico en la que un admirador secreto le preguntaba a Carmela si le había gustado "el monchichi que te di". Además decía que era especial porque como tenía los brazos y las piernas pegaditas "podía apretar cualquier cosa".

-Zafaíto el chamaco, ¿tu no crees?

-¿Y si era papi Manolo?

-Pues tenía flow.

En lo que dilucidaban la identidad del admirador secreto y la fecha en que se acercó a Carmela, descubrían el mundo de los monchichis en Internet.

Entre clase y clase en la Iupi, Milimari se fue al Paseo de Diego en Río Piedras y entró a la tienda más polvorienta que encontró. El empleado, primo directo de Matusalén, levantó la vista del periódico y la observó. Milimari miró el radio. El señor le bajó el volumen.

-Quiero un...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR