Desaprovechados

Yara Liceaga

Como conocen como cualquier hijo de vecino las condiciones climáticas que imperan en estas islas que habitamos, estos seres sueñan para sus hijas e hijos con terrenos en los que puedan esparcirse las y los pequeños, contemplar, reconocer los distintos tipos de tierra y sus componentes, el tiempo para sembrar y cosechar entre otras cosas valiosas.

Aprenderían cómo hacer composta y de qué manera se mantiene un vivero, las diversas maneras en las que se pueden utilizar materiales reciclados. Simple: cosas necesarias para la vida futurística que les espera.

Reconocer el valor de la vida se les haría natural -qué campaña ni qué ocho cuartos- habiendo internalizado que hay que proteger lo que nos rodea y nos sostiene como especie. Iría filtrándose el bagaje académico integrado a ese ejercicio de conocimiento que parte de aprender mediante el juego, la creación, la reflexión, el análisis.

Pero, mientras a estas madres y padres se les enciende el pecho de pensar un espacio educativo accesible...

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