Republicana

Gabino Iglesias

Mientras Romney debate con Obama, Fulana piensa en su nombre de pila: Willard. Suena tan blanco y elegante como el señor que ve en la pantalla. Fulana maldice su acento, su nombre, su tez. Ella, boricua educada en exilio autoimpuesto, quiere ser más americana que el 4 de julio y surcar el cielo encima de un águila mientras devora una hamburguesa y dispara una Colt 45.

Para Fulana, ser republicana es un deber. Cada vez que el gusanillo de la duda empieza a incordiar con preguntas sobre identidad, ella lo silencia con un eslogan republicano.

La quijada de Romney es un monumento a la virilidad anglosajona bajo el cual es fácil esconder los espeluznantes recuerdos de la manada de políticos gordos y feos que hay en Puerto Rico. Cuando Romney calla, el rictus de su boca es una sentencia que la convence de que su apoyo al político es algo divino, aunque sus amigos homosexuales no la entiendan.

Mientras los aspirantes a la presidencia se pelean para convencer al pueblo de votar por ellos, Fulana piensa en la ablución cultural que...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR