Niños

Mario Alegre Barrios

El intento de racionalizar el episodio que terminó con las vidas de 27 personas -20 de ellas niños de entre 6 y 7 años- por momentos se atasca: simplemente no hay palabras, y las que parecen servir se quedan cortas, gastadas de tanto usarlas.

¿Cómo entender los tortuosos recovecos de la psiquis de Adam Lanza -el asesino suicida- capaces de llevarlo a cometer una acción tan atroz? ¿Cómo imaginar el dolor inmenso de los familiares y amigos de las víctimas? ¿Cómo encontrar una sola palabra de consuelo para ellos ante la brutal tragedia que la mañana del pasado viernes cambio sus vidas de manera para siempre?

La dantesca mañana de Newtown despierta de nueva cuenta la añeja polémica sobre el control de armas de fuego y hace un cínico guiño respecto a la salud mental de una sociedad que en el inconsciente glorifica al más macho y subordina la búsqueda responsable de soluciones a los multimillonarios intereses de la industria de las Glock, las Sig Sauer y los...

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