XVI

Rosa Mercado

Todos nuestros espíritus necesitan un respiro. Vivimos literalmente atosigados por el ruido, por la presión de ser, tener o aparentar y ahora, por una moda de creación reciente, el fervor religioso.

Este fervor religioso es ensordecedor, fanático y frenético y nos anuncia desde las 11:30 de la mañana y frente a nuestro lugar de empleo, lo malos que somos (que no va con usted ni conmigo el comentario, es el señor del altoparlante el que insiste en la ignominia, la maldad, la abominación y me da la impresión de que no sabe de lo que habla, pero me asusta demasiado su megáfono como para irle a preguntar). Pero es el estilo del señor que les digo, insultarnos para acercarnos a su credo religioso. Un poquito como la Inquisición, pero a la luz del día.

Había, me acuerdo, en mi infancia, otro tipo de fervor. Eran las viejitas que desgranaban el rosario sin despegar mucho los labios, elevando a Dios sus plegarias para hacerse más...

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