Con voluntad de concreto

Por Lilliam Irizarry

lilliam.Irizarry@gfrmedia.com

"¡Qué ironía y qué orgullo! ¡Este fue mi primer proyecto!", sostiene emocionada la vivaracha mujer de 62 años sobre la égida que una vez fue un colegio católico y donde ahora reside tras dedicar gran parte de su vida al mundo de la construcción.

Liana se adentró en ese mundo tan de hombres a través de una gravera de piedra y arena que tuvo su padre, quien la adiestró en tareas administrativas desde muy joven mientras a su hermano le enseñaba todo lo relacionado a la operación de campo.

Con el tiempo, su progenitor tuvo cuatro concreteras, una ferretería y una empresa de alquiler de maquinaria de construcción en las que ella ayudaba mientras estudiaba y trabajaba de maestra, siguiendo los pasos de su madre, Inés Fussá, una educadora que luego se destacó en el diseño de interiores.

A raíz de la muerte de su hermano, su padre -que había sufrido varios infartos- quiso vender todas las empresas para adquirir "negocios más femeninos" que ella pudiera heredar. Liana, por supuesto, se opuso.

"Mi papá se lamentaba de que no tenía un hijo que se encargara de todo, y le dije que yo sería ese hijo que le seguiría los pasos", recuerda quien de inmediato comenzó a tomar cursos de ingeniería.

Su padre decidió entonces vender todas las empresas menos la concretera matriz, que le entregó como herencia en vida mientras la entrenaba para el pase de batón. "Él me enseñó que lo importante no era hacer dinero, sino desarrollar construcciones de calidad porque eran seres los que estarían bajo esos techos", destaca sobre las lecciones que puso en práctica a lo largo de su vida.

Liana, quien luego hizo una maestría en Genrencia de Construcción en Concreto (Concrete Construction Management), nunca olvida las palabras de su padre cuando la sintió lista para asumir el reto: "Coge mi bastón y siéntate en mi silla, que tú sabes cabalgar ese potro".

Y sí que supo, pues posteriormente Caribbean Business y el Centro Unido de Detallistas la seleccionaron como mujer ejecutiva del año, y su empresa, Concretos del Norte, fue reconocida como negocio familiar.

Debido a varios tumores que la mantuvieron al borde de la muerte y que la llevaron a poner la administración de la empresa en otras manos mientras recibía tratamiento en Estados Unidos, el negocio enfrentó una serie de problemas económicos que la obligaron a...

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