Una guerra desechable

FÉLIX F. RODRÍGUEZ

DOCTOR EN DERECHO

Es más, colijo que si los armaran y protegieran, estarían dispuestos a ir a las calles en pose de vengadores o super-héroes a cazar delincuentes, debidamente identificados como asesinos habituales. Y es que parecen tener la misma disposición, inhumanidad y crueldad para matar que los propios asesinos, pero, a diferencia de ellos, con miedo. Afortunadamente se le coló alguien de jurado que rechaza el acto de matar como justicia y salvó a la patria de convertirse en cómplice de un asesinato.

Aceptamos que Alexis Candelario merece una pena aleccionadora para él y para los que como él son, como fue la que le impusieron. Sin miedo, pero con compasión y sin perder la esperanza de la rehabilitación. Hasta hoy, mediante el castigo y tratamientos psicológicos, morales y de fe y, en su día, cuando la ciencia del estudio del cerebro avance, con la medicación de sustancias que regulen las funciones químicas y eléctricas del cerebro que convierten a unos en bestias, como el caso de marras, -los que matan por pasión y los depredadores sexuales- y a otros, en buenos ciudadanos y...

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