EN OTRA CANCHA

Por Carlos Rosa Rosa

crosa@elnuevodia.com

Hace cuatro años, abandonó la liga superior y, desde entonces, trata de cumplir con el sueño de Dios en su vida en otra cancha.

Ya no camina en grandes coliseos ante miles de fanáticos, como experimentó en Quebradillas al principio de su carrera en la pasada década. Tampoco goza de la popularidad de antaño, cuando era identificado como un baloncelista de la principal competencia del país.

Hoy día, con 31 años, Meléndez tiene otra misión de vida, con otras zapatillas.

Camina por humildes canchas en diversos sectores de su pueblo natal de Dorado.

Camina en el anonimato llevando un mensaje de valores y del evangelio a través del baloncesto para jóvenes entre los 17 y 24 años. No lo hace como baloncelista, sino como director del programa Jugando para Cristo.

"En el 2008, vuelvo a los caminos del Señor y le hago una pregunta a Dios: '¿Qué quieres que haga?'. Sucedieron unas cosas y entendí que quería que hiciera estas cosas para ayudar a los jóvenes", compartió Meléndez con El Nuevo Día.

Al principio, Meléndez organizó torneos de categoría abierta en Bayamón. Con el tiempo, la visión cambió. Meléndez veía la necesidad en la juventud y se enfocó en ella.

"Los jóvenes están más necesitados que los adultos, así que entendía que a ellos debía ayudar", dijo.

"El propósito es compartir con ellos y llevarles un mensaje. No vengo aquí a hablarles de religión, sino de un dios que los ama y se preocupa por ellos. Quiero que sepan que hay gente dispuesta a ayudarlos en sus situaciones", agregó Meléndez, de 31 años.

Por segunda ocasión, el excanastero celebra este torneo de jóvenes en Dorado. Hay ocho equipos participantes. Las iglesias de los sectores se envuelven en el torneo, ayudando con los uniformes de los conjuntos.

Como parte de su visión, Meléndez no les exige a los participantes asistir a alguna iglesia. Les ofrece una oportunidad de recreación en la semana, cuando en el pueblo se carece de este tipo de actividad deportiva, según dice.

Y antes del silbato inicial de cada desafío, Meléndez aprovecha la oportunidad para llevar algún mensaje, sembrar la palabra de Dios.

El martes pasado, por ejemplo, los equipos de los sectores de Korea y Santa Rosa se enfrentaron. El juego se efectuó en la comunidad Santa Rosa.

Días antes, trascendió la noticia de que un policía del área sur de la Isla había asesinado a su esposa y a su acompañante, y luego él se suicidó. La historia tocó a Meléndez.

Y justo antes de iniciar...

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