Preludio a un beso

Por Liliana ramos collado

Desde niños, nuestras vidas revolotean en torno a nuestros deseos, y siempre me ha extrañado que, siendo la arquitectura omnipresente en nuestras vidas, hablemos de estar apegados al terruño y no a la casa que habitamos. En nuestro presente ruidoso, hacinado y, en general hostil, estamos perdiendo la capacidad afectiva de dejarnos envolver -y hasta besar- por los lugares que nos cobijan.

Desde hace 2000 años, el propio Vitruvio -llamado acertadamente "padre de la arquitectura occidental"-, reconocía la apetencia como esencial en la tríada de la construcción: firmitas, utilitas, venustas, es decir, solidez, utilidad, deseo. El edificio debía ser tan estético como Venus: debía provocarnos placer, impactar todos nuestros sentidos con oleadas de deleite. Hoy compramos la casa por el estatus social que nos da, porque cabemos en ella, porque está cerca del trabajo. El placer ha quedado en segundo plano. Ya no disfrutamos la casa desde el cuerpo.

Sylvia Lavin, en su divertido y sugerente libro Kissing Architecture (2011), nos trae de vuelta a esa propuesta primitiva de asumir el edificio como espacio del placer más primitivo -el placer de los sentidos-, y nos propone una teoría de la arquitectura como escenario del beso, un "beso prolongao", como nos canturreaba en un famoso tango Carlos Gardel al hablarnos del amor por su barrio.

A Lavin le preocupa el estatismo del objeto arquitectónico: desde las pirámides hasta las enormes iglesias renacentistas, desde la llamada "arquitectura de papel" como el Cenotafio de Isaac Newton por Louis Etienne Boullée, hasta los edificios de oficinas, los museos y los aeropuertos diseñados por importantes arquitectos contemporáneos, la arquitectura es masa y poder, enormidad que nos sobrecoge, contundencia material. Y propone que, para relajarse un poco y volverse accesible a los sentidos y a los afectos, la arquitectura se bese con otras disciplinas.

¿Dónde caerá ese beso tan urgente que nos devolverá la humanidad a nosotros y al edificio? En la superficie interior o exterior, contesta Lavin, pues es lugar donde la arquitectura está a punto de ser otra cosa, donde es más vulnerable a expresar su verdadero...

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