Prisión

Cezanne Cardona Morales

Hasta ese momento, Thoreau llevaba más de un año viviendo en el bosque, en una cabaña que construyó con sus propias manos. No sólo había renunciado al falso prestigio que acarreaba una educación en Harvard, sino que abandonó su plaza de maestro porque se negó a utilizar los métodos punitivos de enseñanza. Thoreau lo intentó todo: fundó su propia escuela y una compañía de lápices. Hastiado de la frivolidad del progreso, se internó en el bosque que circunda el lago Walden. Pero el Estado fue hasta allí a buscarlo: "El único bandolero que me ha encontrado en mi vida ha sido el Estado", escribió en su "Diario".

La noche en la cárcel fue tranquila y novedosa, dice Thoreau. Por la mañana le pasaron el desayuno por un agujero en la puerta, en bandejas de estaño y hechas a la medida. La cuchara era de hierro. El pan estaba duro y el chocolate, tibio. La mañana siguiente, Thoreau ya había salido de la cárcel: su amigo, Emerson, pagó la deuda. Ese mismo...

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