Con las manos atadas

ENRIQUE CRUZ

ANALISTA POLÍTICO

El pasado 23 de agosto se cumplieron 40 años del primer embargo petrolero de la OPEP. Podríamos decir que ese embargo, que también causo estragos en nuestra economía, no nos enseñó nada, pues, estamos prácticamente en el mismo sitio en que estábamos (en cuanto a la dependencia del petróleo) hace 40 años respecto a la AEE. El que ahora se genere electricidad con carbón o gas natural resulta un ínfimo beneficio después de esa dolorosa experiencia en 1973.

En Puerto Rico mucha gente se ha hecho rica gracias al famoso "cartel del petróleo" y no ha habido nadie que le haya podido ponerle el cascabel al gato. La pasada administración trató e impulsó una serie de contratos de energía renovable que desde su campaña fueron cuestionados por el hoy gobernador Alejandro García Padilla.

Tan recientemente como la actual semana, salió la UTIER con las siguientes declaraciones en este periódico: "Todos sabemos lo que la privatización ha significado para el pueblo de Puerto Rico: precios más altos, desempleo y la degradación del servicio", dijo Ángel Figueroa Jaramillo. "El monopolio de los empresarios privados no tiene ni la voluntad ni la capacidad para asumir el reto que hoy tiene frente a nuestro pueblo la AEE. A tales efectos, estamos reclamando del gobernador la anulación de los leoninos contratos otorgados".

De entrada debo decir que si los contratos son "leoninos" y sin subastas, pues, que los cancelen. Por otro lado tengo que cuestionarme la intervención de la UTIER y, a la misma vez, de la secretaria de la Gobernación, Ingrid Vila, sobre este tema. Todos en un mismo coro.

¿Por qué ahora? ¿Cuáles son las alternativas? ¿Significa esto la muerte de la incineradora de Arecibo? ¿La cancelación de decenas de contratos? ¿Acusaciones del Departamento de Justicia?

El que primero se beneficia de todos estos cambios obviamente es el "cartel del petróleo" y todo indica que, al igual que en la pasada administración en que vimos el pase de batón del gasoducto de Aníbal Acevedo Vilá a Luis Fortuño, ahora parece que vamos de los molinos de Fortuño a los molinos...

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