Colibrí

Rosa Mercado

"Hemos perdido el contacto con la alegría de lo simple", me ha dicho mi mejor amigo, filósofo de vocación, cuando le comentaba del colibrí que vino a visitarme esta mañana.

Estaba envuelta en el tema de esta columna, que es un don y una responsabilidad. Algunos tenemos la ilusión de que podemos a través de unas líneas compartir una visión del mundo, que tal vez lleve a alguno a reflexionar.

Por ejemplo, sobre la violencia. Asesinaron a una muchacha de 24 años que colocaba una valla para un juego de "volleyball". Entraron a una casa y asesinaron a puñaladas a un hombre que falleció e hirieron gravemente a su esposa, mientras los hijos, de 7 y 12 años, escuchaban desde el cuarto.

Esa violencia obscena es hija de la otra. La violencia que ejercen quienes se han turnado en el poder por los pasados 40 años. La violencia que atropella al contrario, que lo envía al desempleo y al desamparo, cobijado en un andamiaje legal que lo protege.

La violencia de un sistema de justicia que le ha fallado a su país, que no ha sido capaz de ocultar la doble vara. La violencia de algunos abogados que han creado en la gente la noción extraña de que para que encuentren a Pablo Casellas culpable del...

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