Abrazos de arte

El aislamiento físico no ha sido impedimento para que el pintor Antonio Martorell mantenga contacto con sus seres queridos que se convirtieron en inspiración para un nuevo proyecto.La obligación de mantenerse en su hogar para protegerse del contagio de coronavirus ha supuesto la distancia de personas importantes para él como su nieta, Mariola, a quien el artista encontró un modo de "acariciar" desde su taller en Ponce. Y así, sucesivamente, a otros miembros de su familia y amistades."Le pedí a mi nieta que posara como si estuviera asomada a una reja o una ventana de vidrio esmerilado. Hice la primera pintura así. Luego una de Alejandra, mi hija. He hecho cerca de una docena de familiares y amigos a quienes traigo por el hilo telefónico. Estoy gozando muchísimo porque es una gran aventura", explicó Martorell en entrevista telefónica.El artista reconoce que al ser una persona muy sociable, a quien le gusta trabajar en colectivo, necesita ingeniar formas de mantener algún tipo de complicidad con otras personas, sobre todo cuando no se visualiza saliendo de su hogar en un futuro cercano. Martorell tiene 81 años, por lo cual forma parte de la población que enfrenta más riesgos de ser afectado por el coronavirus.Al pintar retratos, una de sus grandes pasiones que se niega a abandonar por falta de modelos en vivo, el artista ha logrado continuar activo y ganándose el sustento con los pedidos que le han ido llegando. Esta ha sido una experiencia...

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