Se abre camino Paso a paso

La bailarina puertorriqueña Helga París Morales llega cargando con un bulto de ruedas y una mochila pequeña a sus espaldas. Pelo suelto, camisa blanca, pantalón azul claro de corduroy, tenis blancas y poco maquillaje, la artista se excusa inmediatamente. "Perdona, pero es que acabo de llegar del aeropuerto", dice con una amplia sonrisa repleta de juventud.Mientras camina con su equipaje hacia el estudio fotográfico, admite que está un poco nerviosa. Esta es la primera entrevista que concede en Puerto Rico, país del que se fue cuando tenía cinco años, y al que regresa para presentarse este viernes en la cumbre de mujeres Animus, en la que llevará a cabo una variación de una pieza que coreografió exclusivamente para el evento y donde combinará la bomba con el ballet."Nunca me he presentado en Puerto Rico. Esta es la primera vez que me presento en mi patria", manifiesta con evidente orgullo y sin abandonar la felicidad. Helga París Morales, de 19 años, es la primera bailarina puertorriqueña negra en formar parte de la prestigiosa compañía Washington Ballet de D.C., donde labora hace un año. Fue la reconocida bailarina estadounidense Julie Kent quien invitó hace tres años a París Morales a bailar con la compañía que dirige, luego de verla en una audición en la que participó en California como parte de un campamento del American Ballet Theatre. Durante los primeros dos años, la joven estuvo en la academia de la compañía, hasta que el año pasado fue promovida.Hija de la compositora y música puertorriqueña Sonia Morales y del profesor Luis París, Helga comenzó en el baile tomando clases de bomba con la maestra Elia Cortés en el taller Tamboricua en Río Piedras. Un año después, su familia se mudó a la ciudad de Cincinnati, en Ohio, donde comenzó a desarrollarse en el ballet a los ocho años, primero en el programa preparatorio de baile del Cincinnati Conservatory of Music, y luego, en el School for Creative and Performing Arts y en el Cincinnati Ballet.Era natural que la joven tomara una ruta artística, pues ella y sus tres hermanos mayores crecieron rodeados de música. Antes del baile, de hecho, Helga probó suerte con el violín, el oboe y el saxofón, pero descubrió que lo de ella era el movimiento con el cuerpo. "Me encantaba estar en el escenario. Estaba en el teatro musical, bailaba jazz, pero siempre regresaba al ballet porque era lo más difícil y yo creo que ese fue el reto. Lo que me motivó", comparte sobre su pasión.Alcanzar una posición en...

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