Abre las puertas de su hogar

pvargas@elnuevodia.com

A su paso por el pueblo que representó, la gente la saludaba y felicitaba y tocaban bocinas celebrando el triunfo de un orgullo de Corozal. Ya en su humilde hogar se podían escuchar a los gallos cantar, sus perros Frida (una sata) y Draco (un Siberian Husky) que al verla corrieron a recibirla y la familia llegaba con regalos, se hacía fotos y vídeos para la posteridad, era un día de fiesta para los Ortiz Pastrana.

"Llegar aquí como la reina, no sólo de Corozal sino de Puerto Rico fue una sensación muy especial. La gente te felicita, me dicen que cuando gané el pueblo estaba revuelto y salió en caravana tocando bocina. La emoción es muy grande nunca había vivido nada parecido", comentó Vivi, como le llaman los más allegados.

"Tengo una hija reina, eso es lo más grande del mundo", decía su papá Héctor Ortiz.

"Aunque para mí sigue siendo mi princesa. La encontraba bien bonita, pero nunca imaginé que se convirtiera en una reina de belleza. Era una nena bien dulce, obendiente, cantaba desde chiquita y me robó el corazón desde que nació. Ella pasó mucho esfuerzo por llegar, pero todavía le queda mucho más por lograr", añadió.

Lejos de visualizarse una princesa y ponerse coronas, Viviana jugaba con los carritos de su hermano Emmanuel. "Era más apegada a mi hermanito porque era el menor y como él no podía jugar con muñecas yo jugaba lo que a él le gustaba. Con mis primos y amiguitos solía llenar mochilas con sogas, sábanas para acampar y nos íbamos para el monte. Amo la naturaleza, la tranquilidad del campo, cuando estoy llegando a Bayamón que siento el calor, el ruido tengo ganas de virar porque aquí me relajo. En enero ya me mudo a San Juan al apartamento que me da la organización, pero siempre vendré a Corozal".

La beldad es muy amigable, en la escuela la conocían por eso y siempre se destacó por sus buenas notas y por ser muy respetuosa, y ya más de grande era líder de su clase. Además de sus perros, gatos que aparecen en la casa, Viviana tiene un caballo, llamado Bayo.

"Ella tuvo una niñez bien de campo y saludable. Se metía en los charcos descalza cuando llovía, claro de eso me enteré ya de grande y quería recoger cuanto animal encontraba", indicó su madre Mercedes.

Ese amor por los animales, la tierra y la familia fue inculcado por los padres de la reina que hoy celebran que tienen una reina de belleza, una soprano y un boxeador amateur. Doña Mercedes y don Héctor según se ocuparon de buscarle nombres con significados...

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