Un acto de cobardía

RAFAEL SANTIAGO MEDINA

PERIODISTA

Como ciudadano particular, Rivera Schatz no tiene el poder de suspender la asignación legislativa de $ l.5 millones anuales al Museo fundado por el también fundador de la agrupación política que lo llevó al Senado. Lo hace a través del poder que le confiere la presidencia del Senado.

La editora de El Nuevo Día, María Luisa Ferré Rangel, es también la presidenta de la Junta de Directores de la Fundación Luis A. Ferré, gestora del Museo de Arte de Ponce.

Lo penoso es que Rivera Schatz, siendo abogado, no distinga entre la personalidad jurídica institucional de la Fundación Luis A. Ferré y la de la empresa propietaria de El Nuevo Día. Más bien parece un acto de cobardía, no de ignorancia.

Estando la asignación fiscal de $ 1.5 millones al Museo de Arte de Ponce a merced de su capricho en la presidencia del Senado, su discreción sobre el ejercicio del poder se inclina por utilizarlo contra lo más débil, denotando así flaqueza moral y ética. Se desquita con lo que tiene a su alcance, aunque su destemplanza no corresponda a la dignidad del cargo que ocupa. Ese talante burdo escamotea la institucionalidad del Poder Legislativo que dirige y pone en entredicho la validez misma de la democracia.

No es únicamente la institucionalidad legislativa la que se...

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