Aeropuerto

MAYRA MONTERO

El gobernador dijo que, tan inmediato como al día siguiente, recibiríamos cientos de millones de dólares, más de 600 me parece. Agregó que, detrás de eso, y en cuestión de minutos, entrarían otros $22 millones para arreglos en las terminales. Y que, de ese modo, en danzante sucesión de transferencias electrónicas, se amontonarían los fondos para salir de apuros.

La reacción normal de cualquier ciudadano hubiera sido preguntarse: ¿qué hicimos para merecer esto? Porque, de acuerdo con las palabras de García Padilla, parecía que nos estaban mandando esa fortuna por nuestra bonita cara, sin poner nada a cambio, y sin venderle el alma al diablo, que es lo que normalmente han hecho los desesperados de la literatura.

Me imagino que esa junta de directores y principales accionistas de Aerostar no la componen hermanitas de la sagrada hostia, ni dementes sin causa que se desviven por regalar dinero. La explicación debieron dárnosla completa. Venirnos a dorar la píldora, como nos la doraron en aquella conferencia de prensa, con todos aquellos funcionarios tan tiesos, tan aburridos en el fondo, que no aclararon en ningún momento lo que nos costaría, a corto y a mediano plazo, la generosidad de parte de los compradores es una trampa para incautos.

Nos restriegan los millones en la cara, pero se omite una importante parte de la historia, lo que Cortázar (¿o fue Horacio Quiroga?) llamaba "el nudo" del relato. ¿Cuánto se terminará pagando, en dinero y dignidad, y en larguísimas y entretenidas broncas con los inquilinos? El lenguaje es importante.

Por ejemplo, oí perfectamente cuando el gobernador afirmó que "mañana", refiriéndose al miércoles pasado, la Autoridad de los Puertos tendría que pagar una determinada suma al Banco Gubernamental (millones largos, para decirlo claro), algo que sólo podría hacerse gracias a los fondos que de inmediato mandaría Aerostar. Insistió en que, al momento en que nos revelaba aquello, no había un centavo ni para pagar los salarios de los empleados de Puertos. En la misma tesitura, siguió contándonos otras tragedias que nos acechaban, y que se evitarían con la llegada del maná de México.

Lo que se entiende, lo que entendimos todos, es que la situación del Aeropuerto, y de la Autoridad en general, era tan desoladora y cruda, que si esos señores de Aerostar no hacían la transferencia rápido, había que apagar e irse.

Pues bien, si ése era el cuadro, mejor dejarlo claro.

Pero entonces también había que subrayar...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR