Desde afuera

EDGARDO RODRÍGUEZ JULIÁ

ESCRITOR

A mí me parece todo lo contrario: la cara de ese muchacho está henchida, congestionada con su propio ego: el chamaco padece sobredosis de sí mismo.

Para comenzar a entender algo de este joven recomiendo el libro "Desde adentro", antología preparada por la profesora universitaria Edna Benítez Laborde, recopilación de escritos de un taller de escritura creativa ofrecida por ella para confinados de la Institución Penal Guayama 945 y Ponce Máxima. Aquí escriben muchos de los que se aburrieron con maestros, trabajadores sociales, sicólogos, criminólogos y abogados.

En dos textos introductorios con los estribillos "No quiero hablar", "No quiero escribir", nos adentramos en esa curiosa mezcla de candor y reticencia a confesar que caracteriza estos textos.

Por momentos estamos a la expectativa de un tono duro, parecido a la mirada del presunto asesino del D.J. Nos dice Aníbal Santana Merced: "Tampoco quiero hablar cuando me convertí en prófugo juvenil y me fui a la calle, a las casas de mis amigos, los dueños de los puntos y las pistolas". Aníbal nació en 1981, forma parte de lo que algunos han despachado como "la generación perdida".

La antóloga organizó el libro en torno a varios temas, uno de ellos la niñez de estos hombres. Me resultó conmovedor leer al más viejo de todos, Víctor Manuel Quiñones Fontánez, cuando a los sesenta y pico de años, nació en 1944, nos narra lo que fue el arrabal de los años cincuenta, el sector del embalse San José, las guerras de las pandillas de aquel entonces, que hoy han remontado hacia la indiscriminada violencia narco.

Con el orgullo de haber pertenecido a otro código de delincuencia, señala lo fácil que es hoy día "brincar" a alguien con una pistola, los testículos que se necesitaban en aquel entonces para usar armas blancas.

En esta sección nos tropezamos también con cierta nostalgia campesina; el machete antes que las AK, la devoción a los caballos anterior a la de los Mirage y los Scion.

Más adelante, la profesora Benítez Laborde usa fotos de Jack Delano para provocar la memoria de estos hombres. Los resultados son sorprendentes. Mi favorita es una en que Gabriel Álvarez Torres, joven nacido en 1984, se identifica con una foto aérea del Condado e Isla Verde.

De nuevo, la euforia de lo urbano, el ego en tránsito por una ciudad moderna que es toda incitación...

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