Se agrava la crisis

Por José A. Delgado

jdelgado@elnuevodia.com

Al entrar en la víspera del período fatal en que el Tesoro federal considera que poco a poco se quedará sin dinero suficiente para pagar sus cuentas y sin la posibilidad de pedir prestado, no solo se cerró ayer una puerta a un acuerdo que permita tramitar con rapidez una solución, sino que comenzaron a concretarse los temores de que el tranque político provoque una caída estrepitosa de los mercados de valores.

Después de que el presidente de la Cámara baja, el republicano John Boehner (Ohio), no lograra consenso temprano en el día en su caucus para proponer un primer plan alterno al del Senado, la casa acreditadora Fitch emitió una alerta de "vigilancia negativa" para el crédito del Gobierno federal.

El secretario del Tesoro, Jack Lew, ha indicado que el momento crítico en las finanzas del gobierno federal comienza mañana, aunque quizá la casa no se le llene de agua hasta la semana próxima, cuando están previsto los pagos de gran envergadura como los del Seguro Social, un cheque que es esperado por más de 800,000 residentes de Puerto Rico.

El primer incumplimiento con la deuda puede ocurrir a finales de mes.

Pero, por el mismo secretario Lew haber calculado que el Gobierno se queda a partir de mañana sin acceso a nuevos préstamos y el dinero en caja estar acabándose, el 17 de octubre es la fecha en que, sin un acuerdo político, los mercados pueden determinar que Estados Unidos ha caído en un abismo fiscal.

"Estamos trabajando en una forma de ir hacia delante", dijo Boehner después de salir de la reunión de la conferencia republicana, que no le permitió avanzar una primera medida que hubiese enmendado el preacuerdo bipartidista del Senado y que reflejó las dificultades que otra vez tiene dentro de su caucus.

Horas después, ya entrada la noche, fracasó el segundo plan del 'speaker' Boehner, quien quisiera que cualquier solución temporal a la crisis no requiriera de votos demócratas, para evitar ofender a los más conservadores y despejar las posibilidades de una revuelta interna.

Debido a que el caucus republicano está formado por 232 de los 432 miembros de la Cámara baja (hay tres vacantes), Boehner se ha empeñado en asegurar que cualquier legislación sobre esta crisis tenga el respaldo de por lo menos 217 republicanos.

Para el presidente Barack Obama, todo el drama de ayer hace más evidente que los más conservadores, vinculados al movimiento Tea Party, no le permiten a Boehner "controlar su...

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