Aluminio

Rosa Mercado

"Princesa", una pastor alemán rescatada de la calle, y yo le observamos desde el recodo del camino.

Tiene esta perra la costumbre de detenerse y detenerme si intuye algún peligro en nuestro recorrido. Lo hace a una distancia prudente y me obliga a observar el entorno. Pero en este caso no lo hizo. Yo tampoco pensé que aquel caballero pudiese hacernos daño, aunque algo en él daba la impresión de que escapaba o se ocultaba de alguien.

Vivimos en un país convulso, ya se sabe. Los noticiarios parecen novelas de misterio. Caminamos paranoicos, con temor los unos de los otros, como si eso nos devolviera la seguridad que alguna vez tuvimos.

"Princesa" y yo nos acercamos al anciano que se encontraba entre la maleza. Ahora, al pararse, su piel se ha sonrojado, como un tomate con gotas de sudor. Pensé que tal vez se debía al esfuerzo de haberse doblado para buscar algo en el pastizal. Nuestros ojos se encontraron. Le sonreí. Bajó la vista. Sostenía en una mano una lata de aluminio; su otra mano trataba sin éxito de encontrar el bolsillo de la guayabera.

Fue incómodo sentirme testigo de su turbación, casi...

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