Ambiguo el testimonio del siquiatra de la defensa

Por Osman Pérez Méndez

osman.perez@gfrmedia.com

El doctor Richard Dudley fue el último testigo que desfiló en esta segunda fase del caso de pena de muerte contra Casey, hallado culpable del asesinato en agosto de 2005 del agente encubierto Jesús Lizardi, cuya familia estaba ayer en corte.

El siquiatra, cuyo resumé incluye haber laborado para el Departamento de Salud Mental de la ciudad de Nueva York y enseñar en la Universidad de Nueva York, repasó una serie de documentos relacionados con evaluaciones escolares y de salud mental de Casey, así como la evaluación que había hecho de todos esos documentos, a pedido de la defensa.

"Durante su infancia tuvo muchos problemas de crianza. Fue criado por una madre soltera, que no era capaz, o falló en proveerle los cuidados, cariño y protección que se requiere para criar adecuadamente a un hijo", dijo el doctor, quien también destacó la ausencia de una figura paterna, combinado con el hecho de que a menudo veía a su padre pero este lo rechazaba.

Dudley añadió que Casey padecía de déficit de atención e hiperactividad, y que era difícil de controlar. Señaló que tuvo que recibir clases en educación especial con programas alternos.

La defensa llevó al doctor a destacar el hecho de que Casey y su madre se mudaron 11 veces en 13 años lo que ocasionaba que se alterara la ayuda que Casey recibía en las escuelas.

Pero en su turno la fiscalía, que solo interrogó a este testigo entre los 10 que llevó la defensa, presentó varios documentos en los que las notas de Casey eran buenas, así como evaluaciones escolares en las que se recomendaba que siguiera asistiendo a grados regulares.

"Fue evaluado. No se halló retraso mental. Aquí dice que era normal para su edad, su IQ (coeficiente intelectual) era promedio. El reporte habla de buen desempeño escolar, tenía notas de A, B y C", dijo la fiscal Mariana Bauzá.

La fiscal llevó al experto a admitir que no había encontrado evidencias de abuso contra Casey, y además proveyó un documento en el que el propio Casey admitía haber tenido una infancia feliz, que no había sufrido abusos y que se había sentido amado. Añadió que incluso después de haber sido encarcelado Casey tuvo apoyo de su familia.

La fiscal recordó las expresiones de los familiares de Casey el martes. "Usted estuvo ayer aquí en sala. Escuchó a su tía que dijo que lo amaba, que le proveyó leche y pampers cuando lo necesitó, que lo llevaban a las prácticas de fútbol. Su tío dijo que se...

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